La profesión de escort: prejuicio denuncia la falta de respeto que sufre la clase
Todo el mundo quiere ser tratado con el mayor respeto posible, independientemente de su posición profesional. El respeto es un derecho básico de todos los seres humanos. En teoría, esta premisa debería llegar a todas las clases de la sociedad, pero lamentablemente esta no es la realidad para la mayoría de los compañeros.
Las trabajadoras sexuales viven con la turquia escort agencia constante presión externa de tener que reafirmar su profesión todo el tiempo. La sociedad considera que las escorts son indignas debido a su trabajo.
Semejante opinión es completamente errónea. Antiguamente, por cuestiones de época, todavía se creía que las personas que optaban por trabajar con sexo formaban parte de una población más vulnerable. Sin embargo, hoy la realidad es otra.
Trabajar como escort es una elección y la profesión es tan digna como cualquier otra. Por tanto, los profesionales merecen ser tratados con respeto.
En este texto entenderemos las razones por las que la profesión de estambul escort luxo agencia se considera erróneamente tan indigna.
La visión equivocada de la sociedad y los prejuicios contra la profesión
Las personas que ocupan otras posiciones dentro de la cadena social siguen considerando muy mal a las trabajadoras sexuales . Los individuos asocian la imagen de acompañantes con personas adictas a drogas ilícitas y legales, como las bebidas alcohólicas.
La sociedad juzga a las personas que deciden trabajar con el sexo como individuos que “no triunfaron en la vida”. Sin embargo, esta visión es completamente al revés.
Hace varias décadas, era común pensar que las escorts eran personas que padecían infecciones de transmisión sexual (ITS) , que provenían de familias muy pobres o que eran mujeres que no habían encontrado marido.
En opinión de estas personas, trabajar con el sexo era la única salida. Por esta razón, los profesionales eran vistos como una población marginada, enferma, que llevaba una vida desordenada, abusaba de las drogas y bebía alcohol.
Esta visión distorsionada que comenzó hace años es la raíz del prejuicio que sufren los profesionales hoy en día.
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